El sector de la vivienda es resistente y tiene bases sólidas para resistir una posible recesión. Esta es la opinión de los ejecutivos consultados por este medio, quienes pronostican un crecimiento moderado del mercado pero son optimistas sobre la evolución que podría tener el sector de la vivienda durante el próximo año, que estará marcado por una situación de inestabilidad generalizada.
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La intensidad de la recesión que pueda producirse en España y el resto de mercados europeos será determinante para el nivel de actividad que alcance el sector, ya que el ritmo del mercado de la vivienda está muy ligado a la evolución macroeconómica.
Aunque durante los años de la pandemia La vivienda ha demostrado ser un activo extremadamente resistente las crisis, ya que es el principal foco inversor de los españoles. Teniendo esto en cuenta y la resiliencia de las empresas que ahora pertenecen a este sector, la calma prevalece por el momento, aunque ya se aprecia un leve debilitamiento de la demanda entre las grandes empresas encuestadas, que podría aumentar en un escenario de mayor encarecimiento. financiación.
En el sector de la obra nueva, esta situación no es onerosa porque una vez que ha estallado la burbuja inmobiliaria se dimensiona el mercado, el nuevo producto tiene un mayor volumen de demanda frente a la oferta, lo que lo blinda ante situaciones como la que se avecina. Así lo hicieron los grandes promotores con tasas de ventas anticipadas de más del 70% para proyectos en los próximos dos años y el volumen de lanzamientos de proyectos ha estado disminuyendo durante meses para adaptarse a la futura caída de la demanda. Esta previsibilidad con la que operan en un mercado pequeño en comparación con el de segunda mano les permite mantener sus resultados finales saludables.
Así que eso es lo que predicen los expertos. Por debajo de las 100.000 unidades al año, la construcción de viviendas seguirá siendo insuficienteacentuando así el problema de desabastecimiento en las principales ciudades y en las zonas de mayor poder económico y demanda.
La vivienda será entre un 5% y un 7% más cara este año y entre un 1% y un 1,7% en 2023
De esta forma, la tensión de precios se mantendrá e incluso aumentará. En concreto, la mayoría de las consultoras y analistas consultadas por este medio coinciden en que los precios de la vivienda seguirán subiendo en 2023. Eso sí, el aumento será mucho más moderado. En concreto, los analistas financieros esperan que este año acabe con una subida de los precios inmobiliarios de entre el 5% y el 7% En 2023, las estimaciones bajan a aumentos que van del 1% al 1,7%.
Estas son medias que abarcan tanto las de segunda mano como las de nueva construcción, dos mercados que se mueven a velocidades completamente diferentes y desde entonces han manejado tamaños muy diferentes. Las casas usadas representan alrededor del 80% de las transacciones de venta. Las previsiones más positivas se utilizan para los edificios nuevos, mientras que los mercados o submercados menos dinámicos pueden ver caídas de precios en el sector de segunda mano.
Esto no significa que los promotores de proyectos no enfrentarán desafíos el próximo año. Nada más lejos de la realidad. De hecho, la menor producción de vivienda nueva se debe a diversos factores como la falta de suelo disponible y su elevado precio.
Por otro lado, luego de aumentos récord, los costos de construcción ya están en un camino de estabilización, El coste financiero de la obra se encarece por el impacto de la subida de tipos de interés. Todo ello hace que las solicitudes de permisos para construir nuevas viviendas no aumenten en 2023.
Los expertos consultados aseguran que ya están viendo una ralentización de la demanda en los últimos meses
La extraordinaria situación de incertidumbre que se vive a nivel mundial también afectará al número de transacciones, y según los expertos es muy probable que se produzca una caída de la demanda en el primer semestre de 2023. El sector prevé un descenso de operaciones en torno al 12% el próximo año, después de dos años de fuerte crecimiento.
De hecho, de eso se han ocupado los expertos consultados en los últimos meses ya están viendo una desaceleración en la demanda y «parece claro que esto continuará para el próximo año, al menos durante la primera mitad del año». Por tanto, el sector debe prestar especial atención a la evolución de los tipos de interés, ya que esto, junto con la posible pérdida de poder adquisitivo de las familias por la inflación y el desempleo, determinará en qué medida puede caer realmente la demanda.
Por otro lado, será muy importante analizar las posibilidades de los promotores de proyectos para acceder a financiación, especialmente en el caso de pequeñas y medianas empresas -no es de esperar mucha diferencia para las grandes empresas- ya que las condiciones de acceso aplicar al crédito, poniendo en peligro su actividad y reduciendo aún más la oferta de nuevos productos en el mercado. En cualquier caso, la industria del desarrollo confía en la solidez de sus cimientos actuales.